domingo, 9 de diciembre de 2012

El aroma de la Navidad


La oscuridad de la noche hace horas que se ha cernido sobre el pequeño pueblo. En la calle, tan sólo el ululato ocasional de algún ave rompe el silencio sepulcral de ese día gris. De las chimeneas de las casas antiguas se desprende un aroma a leña quemada, a fuego de invierno, a historias de navidad mezcladas con tazas de humeante chocolate.

Desde una de esas casas con chimeneas antiguas, un rostro joven se asoma a la ventana. Las escasas luces de Navidad que han colgado ese año en las calles no atraen su atención, tampoco el enorme árbol navideño plantado en medio de la plaza. Ella se fija en las dos personas que andan de la mano por la calle. La niña dando saltos y hablando atropelladamente, la madre sonriendo condescendiente cargada de bolsas que más tarde traerán los Reyes Magos. No puede escucharlas, pero se imagina su conversación. La ilusión en las palabras de la hija, la inocencia con la que espera que la magia de la Navidad aparezca. Sonríe sin darse cuenta. Ella una vez también fue así, como casi todos los niños. Esperando impaciente la Navidad, chillando como loca al ver acercarse a los Reyes Magos, atragantándose con las pequeñas uvas que le habían preparado especialmente.

Ahora la Navidad es diferente. Ya no espera su magia, tampoco chilla con los Reyes Magos y las pequeñas uvas ya no son tan pequeñas. La Navidad ya no son luces, belenes ni árboles llenos de abalorios llamativos. Tampoco es inocencia, ni alegría desmedida, ni ilusión por su llegada. La Navidad ha cambiado con ella, con su historia, con su vida. Y, sin embargo, la Navidad sigue oliendo como siempre, como el frío del invierno y como la leña quemada. Como una tarde junto al fuego y como risas de madrugada.

La Navidad ha cambiado, su Navidad ha cambiado. Y, sin embargo, sigue oliendo a familia.

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Porque la Navidad, aunque no sea la de nuestra infancia, sigue siendo, para mí, sinónimo de familia. De la de verdad, la que quieres, la que está contigo, la que no necesita de grandes fiestas para reír junto a ti. La Navidad, ahora, sólo me recuerda que tengo una familia maravillosa, a la que agradezco por estar ahí.
Espero que todos encontréis un motivo bonito para celebrar la Navidad.
¡Muchas gracias por leerme y hasta pronto!

4 comentarios:

  1. Desde entonces y más que nunca, la Navidad es familia. Hablas con un corazón viejo pero sabio. Una historia triste y dulce la de hoy pero necesaria.

    (rove-u)

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  2. Has sabut transmetre la futilitat del pas del temps...Com sempre, saps expressar l'enyorança, però al mateix temps la realitat del temps

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  3. És el Nadal una època on es fa més evident el pas del temps asaltan-nos els records i rememorant nadals passats. Com sempre és una delicia llegir-te i deixar-nos envoltar per les teues paraules.

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  4. Més nostàlgic que l'anterior. Potser com nosaltres mateixos. Tots acabem per enyorar la xiqueta o el xiquet que hem sigut. Nadal és temps d'enyorances, però també d'il·lusions, d'esperances i, sobretot, d'amor. I tu saps recordar-nos-ho. Ets un sol que brilla fins i tot quan el cel ennuvolat apareix gris i trist! Besets.

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